Hace 135 años se fundaba la Institución Libre de Enseñanza

sábado, 20 de abril de 2013

TALLER DE OCIO

TALLER DE OCIO (UTILIZACIÓN DEL TIEMPO DE OCIO)


Nombre: El pillarse

Edad: 4 a 6 años
Objetivos: Enseñar a los niños el tipo de actividades beneficiosas y provechosas que pueden realizar durante el tiempo libre después de haber realizado sus obligaciones. Además les ayuda a desarrollarse física y mentalmente, para así estar más sanos

Desarrollo de la actividad: El taller requiere de 10 a 14 participantes a los que se les colocará unos petos de identificación, siendo el profesor quien elige quien pilla y quienes están pillados y colocados en el área. Los jugadores pillados tienen que ser tocados por un compañero, y este tiene que entrar en el área de librados. Una norma del reglamento es que los pillados no deben salirse del espacio denominado área. Al sonido del silbato todos los niños se quedan congelados, y al sonido de otro silbato el juego continúa.



Recursos materiales: petos y silbatos

Espacio: esta actividad trascurre en un espacio de 15 a 20 metros

Tiempo: durará de 5 a 10 minutos



BIBLIOGRAFIA
·         imagen de google.com

domingo, 14 de abril de 2013

PORTADA


BIOGRAFIA


Nace el 10 de octubre de 1839 en la ciudad de Ronda (Málaga), en el seno de una familia acomodada, lo cual le permite tener formación universitaria. Su padre Francisco Giner de la Fuente y su madre Bernarda de los Ríos Rosas.

Estudió Filosofía en Barcelona y Granada, trasladándose a Madrid en 1863, donde entraría en contacto y recibiría la influencia del profesor Julián Sanz del Río, como se sabe introductor en España del ideario Krausista (de Karl Christian Fiedrick Krause, 1781-1832); las ideas e influencias del krausismo marcarán para siempre tanto el pensamiento como la obra de Giner de los Ríos.

Obtiene la cátedra de Filosofía del Derecho y de Derecho Internacional de la universidad de Madrid en 1867, y que abandonará a los pocos meses en protesta por las sanciones del gobierno a Sanz del Río. Volvió a su cátedra tras el triunfo de la Revolución de 1868, fue separado de ella tras la Restauración borbónica, por el gobierno Cánovas (1875) y nuevamente repuesto al llegar al poder los liberales de Sagasta (1881).

Su carácter profundamente crítico, sus modos de enseñar y su ilimitada ilusión docente convertirán a Giner en una de las figuras obligadas del Madrid universitario. No dudará en enfrentarse abiertamente a ciertas ordenanzas atentatorias a la libertad de cátedra que habían sido adoptadas por el Ministro de Fomento, Marqués de Orovio.

Como consecuencia de sus opiniones contrarias a las disposiciones del gobierno es expulsado de su cátedra, junto con amigos y discípulos, buena parte de los cuales compartirán desde ese instante los sueños transformadores de Giner de los Ríos. A raíz de los acontecimientos anteriores, pone en marcha una de las iniciativas que más han influido en la educación española, la Institución Libre de Enseñanza, empresa a la que dedicaría el resto de su vida, se trataba de un centro educativo, basado en modelos pedagógicos modernos, laicos y progresistas, que se proponían como alternativa a la enseñanza oficial dominada por la Iglesia.

El 1 de abril de 1875 y enfermo es detenido por la policía y llevado a Cádiz hasta finales de verano que es cuando se levanta el confinamiento.

Destacó como jurisconsulto y como pensador, pero será con la fundación de la Institución Libre de Enseñanza cuando salga a relucir el genial pedagogo que Giner llevaba dentro. Desde ese instante y hasta el final de sus días, don Francisco Giner de los Ríos se dedicará en cuerpo y alma a poner en práctica las líneas pedagógicas que definen la Institución: formación de hombres útiles a la sociedad, pero sobre todo hombres capaces de concebir un ideal, coeducación y reconocimiento explícito de la mujer en pie de igualdad con el hombre; racionalismo, libertad de cátedra y de investigación, libertad de textos y supresión de los exámenes memorísticos. En una palabra una Escuela activa, neutra y no dogmática, basada en el método científico, que abarca toda la vida del hombre y que pretende la formación de hombres completos, abiertos a todos los ámbitos del saber humano. Giner opuso la libertad a la autoridad.

En 1881 es restituido en su cátedra. La Institución Libre de Enseñanza, bajo la dirección de Giner, continuará su andadura como modelo de calidad de enseñanza no tardando en adquirir renombre nacional e internacional. Fundaciones de la ILE serán el Museo Pedagógico Nacional, las Colonias Escolares, la Junta para Ampliación de Estudio e Investigaciones Científicas, futuro germen del CSIC, la Residencia de Estudiantes, la Dirección General de Primera Enseñanza, las Misiones Pedagógicas,…

Esos eran los sueños de Giner y su contribución a la consecución de un país de personas libres dirigidas por personas libres y con preparación adecuada. Aunque la nómina de personalidades, alumnos y profesores en algún momento relacionados con la ILE o formados directamente en ellas serían interminable, basten los nombres de Manuel Azaña, Julián Besteiro, Jose Ortega y Gasset, Federico García Lorca, Salvador Dalí, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Luis Buñuel, Miguel de Unamuno, Fernando de los Ríos o Bosch Gimpera, para comprender la trascendencia que la iniciativa de este rondeño ha tenido en la historia reciente de España. Es un personaje clave por su influencia sobre los ideales ilustrados liberales, en el sentido francés (radical-laico), que sirvieron a la minoría intelectual republicana y, más tarde, a la izquierda revisionista.
Fue el continuador del krausismo en el último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX. Ejerció un influjo enorme sobre sus discípulos y renovó la vida intelectual española, la educación y aún la misma sensibilidad del país. También es visto como un precursor de la sociología jurídica.
En 1887 crea la Fundación Sierra-Pambley en Villablino.

Muere en Madrid el 18 de febrero de 1915.

jueves, 11 de abril de 2013

OBRAS

La fundación Francisco Giner de los Rios, fue creada en 1916, incorporó en sus Estatutos Constitucionales, como y tarea prioritaria, el publicar una edición de las obras completas del Maestro. Desde eses año hasta 1930, fueron editándose los volúmenes de las Obras Completas de don Francisco, prologadas pro alumnos del maestro o por personas muy a fines a él. Los dos últimos volúmenes fueron publicados en 1936 y en 1965, respectivamente.

Sus textos quedaron recogidos en 21 tomos, agrupados en cuatro secciones:

                         1. Filosofía, Sociología y Derecho.
                         2.Educación y Enseñanza
                         3. Literatura, Arte y Naturaleza
                         4. Epistolario (no editada)

Los tomos I al XIX fueron editados por La Lectura; el tomo XX por Espasa Calpe (1936), y el XXI, por Tecnos, S.A. (1965). La cuarta sección destinada al epistolario no se llegó a editar.

Las obras Completas quedaron, paradójicamente, incompletas, pues no se encuentran en ellas los artículos dispersos en la Revista Meridional, La Ilustración, el Boletín Revista de la Universidad de Madrid, etc. Tampoco se incorporan los manuscritos, cartas y notas guardados en el archivo de la Institución y otros archivos particulares.

Según el orden en el compendio de las obras de Giner  de los Rios, se establecen los siguientes tomos:
1. Principios de Derecho natural. (1875)
2.La Universidad española.
3.Estudios de Literatura y Arte. (1876)
4.Lecciones sumarias de Psicología. (1874)
5.Estudios jurídicos y políticos. (1875)
6.Estudios filosóficos y religiosos. (1876)

7.Estudios sobre educación. (1886)
8.La persona social. Estudios y fragmentos I. (1899)
9.La persona social. Estudios y fragmentos II. 81899)
10.Pedagogía universitaria. (1905)
11.Filosofía y Sociología: Estudios de exposición y de critica. (1904)
12.Educación y enseñanza. (1889)
13.Resumen de Filosofía del Derecho I. (1898)
14.Resumen de Filosofía del Derecho II. (1898)
15.Estudios sobre Artes industriales y cartas literarias.
16.Ensayos menores sobre educación y enseñanza I.
17.Ensayos menores sobre educación y enseñanza II.
18.Ensayos menores sobre educación y enseñanza III.
19.Informes del Comisario de Educación de los Estados Unidos.
20.Arqueología artística de la Península.
21.Notas a la Enciclopedia jurídica de Ahrens, de Gumersindo de Azcárate y Francisco Giner.

INFLUENCIA EN LAS ESCUELAS ACTUALES

El propósito de Giner de los Ríos fue regenerar el país a través de las conciencias, la revolución de las conciencias. Quería crear hombres íntegros, cultos y capaces, en base a la idea de que los cambios los producen los hombres y las ideas, no las rebeliones ni las guerras.

Fue el continuador del Krausismo en el último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX. Ejerció un influjo enorme sobre sus discípulos y renovó la vida intelectual española, la educación y aun la misma sensibilidad del país.

Existen algunos colegios en España que están retomando los principios pedagógicos de Giner adaptados a los nuevos tiempos.

Institución libre de enseñanza:

Fue fundada en 1876 por un grupo de catedráticos:
Uno de los catedráticos Francisco Giner de los Ríos, pensador español, estudió derecho y filosofía. Obra a la que dedicaría el resto de su vida, se trataba de un centro educativo basado en modelos pedagógicos modernos laicos y progresistas, que se proponían como alternativa a la enseñanza oficial dominada por la iglesia. Giner dejó una amplísima obra escrita sobre temas jurídicos, filosóficos, políticos, artísticos y literarios.

El influjo de la ILE fue determinante para que los poderes públicos emprendieran una serie de reformas que España necesitaba en los terrenos jurídico, educativo y social. Se crearon organismos, como el Museo Pedagógico Nacional y la Junta para Ampliación de Estudios, cuyo cometido era enviar estudiantes becados a estudiar al extranjero.

De ella dependían los ya citados Centro de Estudios Históricos, el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales y la Residencia de Estudiantes establecida en la calle Pinar de Madrid, auténtico vivero de escritores y artistas y lugar donde Albert Einstein dio una de las conferencias que ofreció en su viaje a España en 1923. Los intentos de renovación pedagógica cristalizaron desde 1907 hasta 1936 en iniciativas pioneras, como el Instituto Escuela, las colonias escolares de vacaciones, la Universidad Internacional de Verano de Santander o las llamadas Misiones pedagógicas que actuaron bajo el amparo de la Segunda República con el fin de divulgar la cultura entre los pueblos de la España profunda donde jamás había llegado.
Tras la muerte en 1915 de su principal inspirador, Francisco Giner de los Ríos, se creó la fundación que lleva su nombre el 14 de junio de 1916 con el encargo de velar por el patrimonio de la ILE y proseguir su tarea educadora. Desde 1916 hasta 1936 publicó las Obras Completas de Giner.
Existen todavía instituciones educativas que, al amparo de la Fundación Giner de los Ríos, continúan impartiendo, con algunas variaciones, el modelo pedagógico de la ILE. Así, cabe destacar el Colegio Estudio, fundado por Jimena Menéndez Pidal, Ángeles Gasset y Carmen García del Diestro, y que ha formado a conocidos intelectuales y políticos españoles, pero también los Colegios Liceo Europeo, Base o Estilo.
Otro de los casos más curiosos y cuya estela aún se puede observar hoy en día es el Colegio Fingoy, en la ciudad de Lugo, fundado en 1950 por Antonio Fernández López, empresario y filántropo gallego, con intención de desarrollar el ideario de la Institución Libre de Enseñanza en la España franquista. De ideas progresistas y galleguistas, Antonio Fernández López había conocido la experiencia de la Residencia de Estudiantes, promovida por la Junta de Ampliación de Estudios, en el Madrid de los años veinte y treinta. Al regresar a Galicia decidió promover un centro de estudios con estos mismos principios en la ciudad de Lugo a fin de que pudieran estudiar sus 12 hijos y los de sus hermanos Manuel y Conchita, también residentes en la ciudad, conocidos como los Hijos de Antón de Marcos. Fue el segundo colegio mixto que se abrió en la España franquista y en él se impartían clases de agricultura, de teatro, de música y danza gallega. Fue dirigido durante los primeros años por Ricardo Carballo Calero, profesor e intelectual galleguista, represaliado por el régimen de Franco. En el dieron clases destacados intelectuales y artistas gallegos, como Xosé Luis Méndez Ferrín, hoy Presidente de la Real Academia Galega, Bernardino Graña o Pacios. También creó el Centro de Estudios Fingoy y la experiencia de la Granja de Barreiros, regidos por los mismos principios.


Principios Pedagogicos que se siguen manteniendo en las escuelas actuales:

 
La institución se propone ante todo educar a sus alumnos. Para lograrlo tiene como base primordial, la “reverencia maxima que al niño se  debe”. Ajena  a todo particularismo religioso, filosófico y politico. Quiere sembrar en la juventud, con la más absoluta libertad, el respeto hacia las normas de conviencia  y aspectos religiosos.

Pretende despertar el interes en sus alumnos hacia una amplia cultura general; procura que se asimilen los conocimientos que cada epoca exige, para cimentar luego en ella, una educación profecional de acuerdo con sus aptitudes y vocación; es decir, tiende a prepararlos para ser en su día cientificos, literatos, abogados…; pero sobre todo, para formarse como personas capaces de concebir un ideal, y de gobernar su propia vida.

La institución estima que la coeducación es un principio escencial del regimen escolar  y que no hay que prohibir que  en la escuela como en la vida cotidiana puedan convivir tanto hombre como mujeres.

Esta actitud machista contra la mujer tiene que superarse, ya que , está demostrado que las mujeres  pueden ser mejores estudiantes, más eficaces en el trabajo, ect., que los hombres.
La institución aspira a que sus alumnos puedan servirse de una amplia gama de libros como fuente de su cultura: la función del maestro ha de consistir en despertar y mantener vivo el interes del  niño, excitando su pensamiento sugiriendo cuestiones y nuevos puntos de vista, enseñando a razonar con rigor y a resumir con claridad y presición los resultados.

La clave no sirve, para “dar y tomar lecciones” sino para enseñar y aprender a trabajar, fomentando el esfuerzo personal a fin de mejorar el resultado.

Las excursiones escolares, elemento esencial del proceso intuitivo, forman una de las características de la institución desde su origen. En ellas la cultura, el aumento de saber el progreso intelectual, entran solo como un factor, entre otros.

La institución considera indispensable una activa cooperación de las familias. Exceptos en casos anormales, en el hogar debe vivir el niño, y volver a casa todos los días al terminar la escuela. Esto representa para él lo que la vida profesional y las complejas relaciones sociales para el hombre; y al igual que este no hay motivo para que el niño perturbe y mucho menos suprima la insustituible ida familiar.

Un aspecto negativo para la educación del niño es que exista un desacuerdo entre su familia y su escuela. Nada,  por el contrario, tan favorable como el natural y reciproco influjo de una en otra. Aporta  la familia, con el medio más íntimo en el que el niño se forma y con sus factores ancestrales, un elemento necesario para el cultivo de la individualidad, también recibe la exigencia más espontánea y concreta de las nuevas aspiraciones sociales, obligándola a mantenerse abierta, flexible, viva en lugar de realizar estrechas orientaciones doctrinales.


PRINCIPIOS E IDEAS PEDAGÓGICAS

Comparan la pedagogía de Giner a la de una escuela socrática, en la que el profesor influye en sus alumnos no por su autoridad, sino por su conocimiento, su sabiduría. La relación entre los alumnos y el profesor era íntima, cercana, familiar, para así poder influir mejor en su conciencia. Era una escuela eminentemente práctica, en la que cada alumno tenía un cuaderno (y no un libro académico) con el que trabajaba. Los exámenes memorísticos no existían. Las excursiones eran frecuentes, a museos de todo tipo, a fábricas, al campo, etc. Estas excursiones llegaban a durar varios días incluso, y muchos antiguos alumnos las recordaban con gratitud. Una de las más recordadas era una que llevó a los alumnos andando desde Madrid a Lisboa.


Machado recuerda a Giner
Sirva de descripción de Giner este fragmento del panegírico que Antonio Machado le dedicó:
Era don Francisco Giner un hombre incapaz de mentir e incapaz de callar la verdad; pero su espíritu fino, delicado, no podía adoptar la forma tosca y violenta de la franqueza catalana, derivaba necesariamente hacia la ironía, una ironía desconcertante y cáustica, con la cual no pretendía nunca herir o denigrar a su prójimo, sino mejorarle. Como todos los grandes andaluces, era don Francisco la viva antítesis del andaluz de pandereta, del andaluz mueble, jactancioso, hiperbolizante y amigo de lo que brilla y de lo que truena. Carecía de vanidades, pero no de orgullo; convencido de ser, desdeñaba el aparentar. Era sencillo, austero hasta la santidad, amigo de las proporciones justas y de las medidas cabales. Era un místico, pero no contemplativo ni extático, sino laborioso y activo. Tenía el alma fundadora de Teresa de Ávila y de Iñigo de Loyola; pero él se adueñaba de los espíritus por la libertad y por el amor. Toda la España viva, joven y fecunda acabó por agruparse en torno al imán invisible de aquél alma tan fuerte y tan pura.

La institución libre de enseñanza
En 1875 se restauran en España la monarquía y la dinastía borbónica, y el Ministerio de Fomento (encargado por entonces de los asuntos de la enseñanza, entre otros) se ocupa de controlar rígidamente la enseñanza oficial. A tal efecto ordenó el sometimiento de los programas de enseñanza a la aprobación de los rectores y prohibió cualquier enseñanza que fuera contra el dogma o contra el trono. Un grupo importante de profesores, la mayoría de los cuales era krausista, se indignaron contra tal ataque a la libertad de ciencia y de enseñanza y manifestaron su protesta. Entre ellos estaba Giner (para entonces reconocido líder del grupo krausista), que fue detenido, encarcelado y desterrado. Por no cumplir con aquellas órdenes y por matizar la obediencia que debían a las autoridades académicas, todos ellos fueron expulsados de sus cátedras. Así se consumaba la llamada “Segunda cuestión universitaria”. Este acontecimiento es relevante por ser un testimonio más de la intachable actitud moral de Giner, así como de las dificultades para el desarrollo de la ciencia y del pensamiento en España, pero su importancia verdadera radica en haber precipitado el nacimiento de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), centro de experimentación pedagógica de Giner y motor de su obra reformadora.
 Ante las trabas y ataques que iban encontrando desde 1857 para renovar la enseñanza de toda la nación, y singularmente la universidad, que ocupaba un lugar puntero dada la estrategia por la que se inclinó Sanz del Río desde el primer momento de formar las élites intelectuales y sociales que luego se ocuparían de reformar a los demás, los krausistas españoles pensaron varias veces abrir un centro de enseñanza superior en el que poder modernizar los estudios universitarios, en contenidos, métodos, organización, etc. La primera vez que se pudo materializar esa idea fue en 1866, cuando Nicolás Salmerón, que llegaría a ser catedrático de metafísica de la Universidad de Madrid, abrió el Colegio Internacional en la capital de España. Fue una experiencia muy interesante que duró ocho años, y que constituye el gran antecedente de la ILE. En ese Colegio se impartían clases de rango universitario y otras con carácter abierto, casi todas ellas con nuevos enfoques y temas. Las impartieron profesores con diversas orientaciones filosóficas, siendo nuestro pensador uno de ellos.
Por eso, cuando Giner se vio cesado y perseguido, se planteó el proyecto, con Salmerón y otros, de poner en marcha una universidad libre, donde ni las autoridades ni la reacción les impidieran configurar una enseñanza universitaria a su gusto. El artículo 24 de la Constitución española de 1876, que permitía establecer centros de enseñanza, siempre que se cumplieran las normas morales e higiénicas, les proporcionó el marco legal para satisfacer su deseo. Comunicaron su proyecto a varios amigos y simpatizantes, de diversas profesiones y de diferentes ideologías, tuvieron varias reuniones y se elaboró el proyecto de estatutos a partir del borrador que Giner había redactado. Para solventar la cuestión financiera, más importante que en otros casos, puesto que se trataba de mantener la total independencia por encima de todo, se fundó una sociedad de accionistas mediante suscripciones. Entre los suscriptores figuraban profesores, políticos, banqueros, médicos, militares, científicos, escritores, algún aristócrata y muchos propietarios: la burguesía liberal. De esa manera se hizo posible que la ILE nunca recibiera ayuda económica ni del Estado ni de ninguna otra institución o grupo a lo largo de toda su vida.
El 31 de mayo de 1876 quedaron aprobados los Estatutos de la ILE. El artículo 15, el más importante, merece ser reproducido aquí: “La Institución Libre de Enseñanza es completamente ajena a todo espíritu e interés de comunión religiosa, escuela filosófica o partido político; proclamando tan sólo el principio de la libertad e inviolabilidad de la ciencia, y de la consiguiente independencia de su indagación y exposición respecto de cualquiera otra autoridad que la de la propia conciencia del profesor, único responsable de sus doctrinas” (Institución Libre de Enseñanza, 1876).
Ahí se condensan los principios que rigieron el que hacer de la ILE hasta 1936/1939,tanto las actividades pedagógicas del Colegio que fue, como las de su acción social educadora.
Se trataba de buscar la armonía, la convivencia, en todas las esferas de la actividad del hombre y en toda la humanidad, concediendo una importancia extraordinaria al cultivo y desarrollo de la ciencia y marcando el territorio del hombre como un espacio de libertad, para asegurar su dignidad.
Puesta en marcha la Institución en 1876, empezó a funcionar como un auténtico centro de enseñanza superior, contando con un profesorado integrado en su mayoría por los cesados en la “Segunda cuestión universitaria”. Se continuó con la amplia labor de extensión cultural y científica iniciada en torno a 1868 y apareció una publicación propia, dirigida y elaborada por Giner, el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza ( BILE ), que durante su primera etapa, 1877 - 1936, fue una de las revistas pedagógicas europeas de mayor importancia. Pero a medida que Giner fue adentrándose en la tarea de reformar a la sociedad española, o “de formar maestros” (Barnés, 1927), concedía mayor importancia a la educación general (Gómez5 y Rodríguez de Castro, 1992), a la impartida hasta los 16 ó 18 años. Y en 1878 dio un golpe de timón e introdujo esos estudios generales, de la infancia a la adolescencia. Tres años más tarde, cuando el gobierno readmitió a los profesores expulsados, la mayoría de éstos se dispersó por el país para poder volver a sus destinos en la enseñanza pública, con lo que la Institución quedó convertida, en tanto que centro de enseñanza, en un colegio libre de formación general, en un colegio de párvulos, primaria y secundaria sin solución de continuidad.
De las características pedagógicas de esa Institución y de su carácter innovador, muy semejante al de las “Escuelas nuevas”, pero con un cuarto de siglo de adelanto, hablaré al referirme a la pedagogía de Giner, puesto que se trata, en último término, del banco de pruebas de las ideas ginerianas al respecto. Me limitaré aquí a mencionar el testimonio de uno de los discípulos de ella: “Si de la obra de la Institución queda algo, si su labor educadora deja huella, habrá que buscarlo siempre en la tonalidad moral de los espíritus. D. Francisco quería que sus muchachos fueran no sólo sanos, fuertes, alegres, “en modo alguno melancólicos”, sino también cultos y reflexivos, pero, sobre todo, sinceros, leales, veraces” (Do Rego, 1927).

Incidencia de Giner
La reforma universitaria propuesta por Giner y los institucionistas en general se aceleró en el primer tercio del siglo XX, al lograr que el Estado pusiera en marcha un organismo capaz de llevar adelante parte de la estrategia soñada por ellos, la de llevar al extranjero a los mejores profesores e investigadores para su actualización, así como la de empezar a contar con más recursos para la investigación científica en España y para una formación completa del universitario. Se trataba de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas que, además de establecer una interesante política de pensiones de estudio, promovió el establecimiento en el país de otras instituciones diversas que fueron cumpliendo tareas complementarias en aquella gran empresa de la educación nacional, como el Instituto-escuela, laboratorios, el Centro de Estudios Históricos, la Residencia de Estudiantes, la Residencia de Señoritas, etc.
A su vez, las generaciones formadas en esos organismos fueron ocupando diversos
puestos en la enseñanza y en la investigación española a todos los niveles, y colaboraron en la difusión de los ideales educativos por varios rincones de España, en sus clases, en revistas, en 11 tareas de inspección, en planes de estudio, en la formación de maestros, en misiones pedagógicas. A nivel político el programa reformista de Giner fue escuchado con interés durante los primeros años de la II República española (1931-1936).
El régimen de Franco condenó duramente a personas, programas o métodos que
tuvieran que ver con la ILE, pero aún así hubo un centro privado, el Colegio Estudio, que mantuvo encendida la llama del ideal gineriano. A partir de 1975 se devolvió el colegio domicilio de la Institución a la Fundación Giner de los Ríos, se reanudaron algunas actividades, se ha vuelto a reeditar el BILE, y, lo que es más significativo, muchos aspectos del programa educativo de Giner son valorados pedagógica y socialmente. Otros, como es lógico, han perdido su vigencia con el paso del tiempo.