El propósito de Giner de los Ríos fue regenerar el país a través de las conciencias, la revolución de las conciencias. Quería crear hombres íntegros, cultos y capaces, en base a la idea de que los cambios los producen los hombres y las ideas, no las rebeliones ni las guerras.
Fue el continuador del Krausismo en el último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX. Ejerció un influjo enorme sobre sus discípulos y renovó la vida intelectual española, la educación y aun la misma sensibilidad del país.
Existen algunos colegios en España que están retomando los principios pedagógicos de Giner adaptados a los nuevos tiempos.
Institución libre de enseñanza:
Uno de los catedráticos Francisco Giner de los Ríos, pensador español, estudió derecho y filosofía. Obra a la que dedicaría el resto de su vida, se trataba de un centro educativo basado en modelos pedagógicos modernos laicos y progresistas, que se proponían como alternativa a la enseñanza oficial dominada por la iglesia. Giner dejó una amplísima obra escrita sobre temas jurídicos, filosóficos, políticos, artísticos y literarios.
El influjo de la ILE fue determinante para que los poderes públicos emprendieran una serie de reformas que España necesitaba en los terrenos jurídico, educativo y social. Se crearon organismos, como el Museo Pedagógico Nacional y la Junta para Ampliación de Estudios, cuyo cometido era enviar estudiantes becados a estudiar al extranjero.
De ella dependían los ya citados Centro de Estudios Históricos, el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales y la Residencia de Estudiantes establecida en la calle Pinar de Madrid, auténtico vivero de escritores y artistas y lugar donde Albert Einstein dio una de las conferencias que ofreció en su viaje a España en 1923. Los intentos de renovación pedagógica cristalizaron desde 1907 hasta 1936 en iniciativas pioneras, como el Instituto Escuela, las colonias escolares de vacaciones, la Universidad Internacional de Verano de Santander o las llamadas Misiones pedagógicas que actuaron bajo el amparo de la Segunda República con el fin de divulgar la cultura entre los pueblos de la España profunda donde jamás había llegado.
Existen todavía instituciones educativas que, al amparo de la Fundación Giner de los Ríos, continúan impartiendo, con algunas variaciones, el modelo pedagógico de la ILE. Así, cabe destacar el Colegio Estudio, fundado por Jimena Menéndez Pidal, Ángeles Gasset y Carmen García del Diestro, y que ha formado a conocidos intelectuales y políticos españoles, pero también los Colegios Liceo Europeo, Base o Estilo.
Otro de los casos más curiosos y cuya estela aún se puede observar hoy en día es el Colegio Fingoy, en la ciudad de Lugo, fundado en 1950 por Antonio Fernández López, empresario y filántropo gallego, con intención de desarrollar el ideario de la Institución Libre de Enseñanza en la España franquista. De ideas progresistas y galleguistas, Antonio Fernández López había conocido la experiencia de la Residencia de Estudiantes, promovida por la Junta de Ampliación de Estudios, en el Madrid de los años veinte y treinta. Al regresar a Galicia decidió promover un centro de estudios con estos mismos principios en la ciudad de Lugo a fin de que pudieran estudiar sus 12 hijos y los de sus hermanos Manuel y Conchita, también residentes en la ciudad, conocidos como los Hijos de Antón de Marcos. Fue el segundo colegio mixto que se abrió en la España franquista y en él se impartían clases de agricultura, de teatro, de música y danza gallega. Fue dirigido durante los primeros años por Ricardo Carballo Calero, profesor e intelectual galleguista, represaliado por el régimen de Franco. En el dieron clases destacados intelectuales y artistas gallegos, como Xosé Luis Méndez Ferrín, hoy Presidente de la Real Academia Galega, Bernardino Graña o Pacios. También creó el Centro de Estudios Fingoy y la experiencia de la Granja de Barreiros, regidos por los mismos principios.
Principios Pedagogicos que se siguen manteniendo en las escuelas actuales:
Pretende despertar el interes en sus alumnos hacia una amplia cultura general; procura que se asimilen los conocimientos que cada epoca exige, para cimentar luego en ella, una educación profecional de acuerdo con sus aptitudes y vocación; es decir, tiende a prepararlos para ser en su día cientificos, literatos, abogados…; pero sobre todo, para formarse como personas capaces de concebir un ideal, y de gobernar su propia vida.
La institución estima que la coeducación es un principio escencial del regimen escolar y que no hay que prohibir que en la escuela como en la vida cotidiana puedan convivir tanto hombre como mujeres.
Esta actitud machista contra la mujer tiene que superarse, ya que , está demostrado que las mujeres pueden ser mejores estudiantes, más eficaces en el trabajo, ect., que los hombres.
La institución aspira a que sus alumnos puedan servirse de una amplia gama de libros como fuente de su cultura: la función del maestro ha de consistir en despertar y mantener vivo el interes del niño, excitando su pensamiento sugiriendo cuestiones y nuevos puntos de vista, enseñando a razonar con rigor y a resumir con claridad y presición los resultados.
La clave no sirve, para “dar y tomar lecciones” sino para enseñar y aprender a trabajar, fomentando el esfuerzo personal a fin de mejorar el resultado.
Las excursiones escolares, elemento esencial del proceso intuitivo, forman una de las características de la institución desde su origen. En ellas la cultura, el aumento de saber el progreso intelectual, entran solo como un factor, entre otros.
La institución considera indispensable una activa cooperación de las familias. Exceptos en casos anormales, en el hogar debe vivir el niño, y volver a casa todos los días al terminar la escuela. Esto representa para él lo que la vida profesional y las complejas relaciones sociales para el hombre; y al igual que este no hay motivo para que el niño perturbe y mucho menos suprima la insustituible ida familiar.
Un aspecto negativo para la educación del niño es que exista un desacuerdo entre su familia y su escuela. Nada, por el contrario, tan favorable como el natural y reciproco influjo de una en otra. Aporta la familia, con el medio más íntimo en el que el niño se forma y con sus factores ancestrales, un elemento necesario para el cultivo de la individualidad, también recibe la exigencia más espontánea y concreta de las nuevas aspiraciones sociales, obligándola a mantenerse abierta, flexible, viva en lugar de realizar estrechas orientaciones doctrinales.
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